Echarle montón a la pobreza” respeta gobierno y tradiciones de las comunidades indígenas

Programa contrasta con actitud típica de apoyos anteriores que solo llevaban cobijas y despensas.
Miércoles 15 Febrero 2017
En la Sierra Tarahumara la acción del Programa “Echarle Montón a la Pobreza”, que ha llamado la atención a nivel nacional,  será diferente del resto del territorio estatal, porque va a depender mucho de lo que vayan señalando las comunidades indígenas a través de sus formas de gobierno, informó el secretario de Desarrollo Social, Víctor Quintana Silveyra.
 
Se deben atender las señales que el Coneval indique como mínimas, como son los derechos fundamentales de las personas, además de alimentación, salud, educación, vivienda y servicios.
 
Lo que no se puede atender es el ingreso, una necesidad básica que está muy relacionada como propia de la pobreza, porque no depende de una sola secretaría sino del entorno económico general. “Y por desgracia, si no se mejora el ingreso, es más difícil combatir la extrema pobreza”, expresó Quintana.
 
Explicó que el programa “Echarle Montón a la Pobreza” es para atender las necesidades básicas de las personas, quienes no solamente reciben beneficios, sino que participan activamente nombrando las necesidades más importantes a atender, cómo se deben atender y evaluando la atención que se da a sus necesidades, dijo el secretario.


Como ejemplo de una comunidad que participa citó al poblado de Cuiteco, Municipio de Urique, que fue visitado el fin de semana con una audiencia pública y sus habitantes en ningún momento pidieron cobijas, ni despensas, sino que pidieron programas de empleo temporal y herramientas de trabajo como arados, cultivadoras, azadones, picos y palas.
 
“Esto rompe con el estereotipo de los indígenas, de que no les gusta trabajar. Ellos no dijeron denos comida, dijeron necesitamos  trabajo y herramientas de trabajo. Esa es la diferencia entre una población que participa y una que no participa”, destacó el secretario de Desarrollo Social.
 
Lo anterior contrasta con la actitud típica de los apoyos anteriores a la Sierra Tarahumara, que solo llevaban cobijas y despensas. Siempre que llegan las brigadas a alguna comunidad, refirió Quintana Silveyra, ya hay un trabajo previo de las necesidades de organización y de participación de la comunidad, realizado por los facilitadores comunitarios de la dependencia a su cargo.
 
El trabajo debe ser focalizado. No se lleva a cabo en muchas partes a la vez; si no que se realiza zona por zona.
 
El funcionario explicó que: "En la colonia Ladrilleros Norte de la capital del Estado, la población es muy pequeña con alrededor de 115 familias, en tres meses se podrán determinar las necesidades. En Ciudad Juárez del kilómetro 12 al 33, de la carretera a Casas Grandes, son 12 mil habitantes con  viviendas irregulares, mientras que el nivel de carencia en la zona sur poniente de esa frontera es de las más altas dela zona urbana del estado".
 
Una vez que, por lo menos tres necesidades básicas estén cubiertas para la población que reside ahí, se podrá plantar bandera blanca para que la gente salga del esquema de pobreza, resaltó el secretario.
 
Además  la acción del proyecto debe ser coordinada con programas de los tres órdenes de gobierno. En Juárez se trata de coordinar las acciones para no diversificarlas. Hay una acción continua donde cada 15 días se realiza una evaluación interinstitucional de cómo avanza el trabajo
 
Se trata de una estrategia innovadora en Chihuahua, que llamó la atención  a nivel nacional, y se dio en la colonia Nombre de Dios. En este proyecto participó el Tecnológico de Monterrey y La Fundación del  Empresariado Chihuahuense (Fechac)  también  quiere trabajar en este esquema con la construcción de un banco de alimentos en Ciudad Juárez.